La gestión del tiempo se define cómo «el proceso de planificar y ejercer de forma consciente el control del tiempo dedicado a actividades específicas, en especial para aumentar la eficacia, la eficiencia y la productividad».
No es una cuestión de tiempo, ¡es una cuestión de prioridades!
Al finalizar el día te das cuenta de que, efectivamente, has pasado la mayor parte del tiempo haciendo cosas que no te aportan nada. Cuando apagas la luz, tu autoestima está por los suelos, llegados a este punto, ¿no sería más inteligente apagar y reiniciar?
No es lo mismo ocupar el tiempo que administrar el tiempo.
Uno de los grandes problemas a los que nos enfrentamos en el día a día: confundir las horas ocupadas con las horas productivas. ¿Cuánto tiempo llevas haciendo cosas que no te interesan y dejando de lado las que realmente te gustarían?
Tu tiempo es limitado, así que no lo malgastes viviendo la vida de otro… vive tu propia vida, todo lo demás es secundario.
Gestionar el tiempo de forma productiva implica elegir las tareas, establecer prioridades y seleccionar primero lo más importante, lo demás, puede esperar.
Las tres formas más comunes de usar el tiempo son:
- Malgastándolo
- Consumiéndolo
- Invirtiéndolo
Si no sabes a dónde vas, ¿cómo sabrás que has llegado?.– Basil S. Walsh
Para poder empezar a desactivar el piloto automático y tomar el control podemos empezar a seguir estas recomendaciones.
1 – Importancia de anotar las ideas
Registra por escrito todas las ideas que tengas en mente ya que tiene un triple efecto:
- Sirve como recordatorio.
- Actúa como elemento motivador.
- Permite que tu mente se relaje.
«Tu mente es para tener ideas, no para guardarlas».–David Allen
2 – Establecer orden de las prioridades
Está claro, que, en todo buen plan, siempre hay algunos aspectos que son más importantes que otros. Por lo tanto, si tu objetivo es mejorar el nivel de productividad, lógicamente deberás centrarte en las tareas más importantes y relegar para otro momento las que no lo son. Nos podemos basar en la matriz Eisenhower.

Si una tarea es «importante», deberás hacerla antes de que también se vuelva «urgente». El problema surge cuando las tareas urgentes ocupan todo tu tiempo y no te permiten hacer las realmente importantes (pero no urgentes). Estas consumirán todas tus energías y en consecuencia, no podrás cumplir con tu objetivo a largo plazo.
3 – Crear un plan y no abandonarlo
¿Recuerdas a Bill Murray en El día de la marmota?. Este planteamiento refleja al 100 % el día a día de muchas personas. Crees que tienes el plan «perfecto» día tras día, haces las tareas que tienes asignadas, te pagan por ello y te vas ganando la vida, ¿no?
Efectivamente, sería el plan perfecto si no fuera por un pequeño detalle: ¡no avanzas! No tienes aspiraciones y el trabajo ha pasado a ser la realización de una serie de tareas rutinarias.
«En un mundo tan cambiante como en el que nos ha tocado vivir, la flexibilidad, la capacidad de adaptarse a los cambios, es más importante que la experiencia». – La práctica de la inteligencia emocional, Daniel Goleman
4 – Mantener el enfoque en una cosa cada vez
Muchas personas tienen una meta correcta para sus objetivos, un plan efectivo y un orden de prioridades adecuado.
Sin embargo, no obtienen el rendimiento esperado debido a la falta de atención, no consiguen mantener el foco y estar centrados en sus objetivos. Para mantener el foco podemos seguir estos consejos:
- Aléjate de las distracciones.
- Alterna las tareas fáciles con las más complicadas.
- Vigila tu alimentación. Duerme las horas suficientes.
- No caigas en la trampa de la multitarea.
- Sé paciente contigo mismo.
- Divide las tareas y establece un plan de actuación.
«Concentra todos tus pensamientos en el trabajo que estás haciendo. Los rayos de sol no arden hasta que se concentran en un punto».– Alexander Graham Bell
5 – Encontrar la motivación y hacer del éxito una costumbre
Cuando estamos motivados, sentimos la necesidad imperiosa de conseguir nuestras metas al precio que sea.
La motivación surge como resultado de la acción, cuando hacemos que las cosas ocurran.
El binomio «acción → resultado» (primero acción, después motivación) es la razón por la que los expertos te dirán que, si quieres alcanzar una meta, lo primero que debes hacer es ponerte en camino y no esperar hasta sentirte motivado para iniciarlo.
«La motivación es lo que te ayuda a empezar. El hábito te mantiene firme en tu camino».– Jim Ryun
6 – Celebrar tus victorias
Vivimos inmersos en una sociedad en la que todo parecen ser obligaciones y nos cuesta reconocer los pequeños logros del día.
¿No crees que, por propia autoestima, ha llegado el momento de ver las cosas de forma más positiva?
El simple hecho de celebrar los propios éxitos, esas pequeñas victorias que te alegran el día, hace que aumenten de valor.
Por ello, deja de infravalorarte, reconoce tus méritos y celébralos como se merecen.
7 – Reinventarse y revaluar
Sin duda, para alcanzar las metas personales, hay una fórmula infalible: ¡contar con un plan de acción consistente y ceñirse a él todo lo posible!
las personas inteligentes, las que tienen claras sus metas, son las que también poseen una alta capacidad de adaptación. Son aquellas que actúan con un cierto margen de flexibilidad sin perder de vista lo fundamental.
Hazte preguntas como las siguientes para saber si estás en el camino:
- ¿Cuál es el resultado que estoy intentando conseguir?
- ¿Esto es realmente importante? ¿Es algo en lo que creo?
- ¿Es relevante para mis necesidades, intereses o deseos? ¿Me va a acercar a mi objetivo o a mi visión?
- ¿Cómo voy a conseguirlo? ¿Qué obstáculos me estoy encontrando o puedo encontrar por el camino? ¿Cómo voy a solventarlos?
- Estas acciones que estoy realizando, ¿están ayudándome a lograr el resultado que busco?
«Mantente comprometido con tus decisiones, pero se flexible en tus estrategias».– Tony Robbins
Fuente: “Desactiva el piloto automático”, Carolina Fernandez.